EL PRINCIPIO DEL ÁLBUM POSIBLE Y LA FIESTA DE CUMPLEAÑOS [Carta a Bunbury número 25]

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Estimado Bunbury: Hoy retrocedo hasta tu álbum Posible y con Posible, o su primer tema, Cualquiera en su sano juicio (se habría vuelto loco por ti), recupero el gusto por escucharte desde el primer instante. Esta es una canción que, al parecer, compones con un tal Eduardo Cruz, que debe ser hermano de la famosa Penélope. El videoclip me ha resultado fascinante. Podría pasarme la tarde, creo, escuchándote aquí. Pero la verdad es que no estoy pasando por un buen momento y que la fórmula que llevaba tantos meses utilizando con Luna no funciona del mismo modo contigo. Por tanto, aunque sigo queriendo conocer todos tus trabajos sé que ahora le voy a imprimir al paso otra marcha, la marcha de la escucha.

Hombre de acción sé que tiene mucha miga, pero no me engancha la primera vez. El videoclip reconozco que está genial, porque combina, todos esos luchadores que te sacas de la manga con la animación. No será una de mis favoritas, pero reconozco que me gusta. Aún sin saber a quién está dedicada. En Wikipedia dicen que también es una colaboración con Cruz.

Deseos de usar y tirar es solo cosa tuya. Bueno y el fascinante videoclip es solo cosa de Jose Girl. Busco el momento en que en Twin Peaks Sherilyn Fenn baila, algo que vuelve a hacer en tu videoclip, mientras tú cantas. Este tema que es pura poesía.

Mis posibilidades (Interestellar) solo la escucho esa vez antes de seguir adelante. Aunque a mí la película de Nolan me marcó.

Las palabras es otra puta poesía musicalizada. Me quedo absorta escuchando ese tema. Luego, lo repito porque ya es el último de esta tarde.

Ahora ya es otro día y voy a escuchar una entrevista que te hicieron desde Late Motiv, creo que el tipo se llama Buenafuente, mientras tú estabas en Los Ángeles. Tú decías que bien, pero que te preocupaba la gente que había perdido seres queridos y sus trabajos. Dices que los músicos tenéis la obligación de reflejar el mundo que nos ha tocado vivir. Y decías además que Posible era uno de los discos que más te ha costado realizar. Sobre todo porque te introducías en un campo de tecnologías, sintetizadores, ordenadores, por ejemplo, que tú no dominabas. Y llegaste a tener un shock en mitad de la grabación. Es decir, trabas y problemas que se plantearon por tu propia ignorancia. Pero querías mostrar tu música desde otro prisma y encontrar otro territorio era para ti necesario.

Y en Exilio Topanga llego a La fiesta de cumpleaños, en la que Asia cumple diez años y pienso que vais a dejar la casa anterior, en Los Ángeles. O no, o lo estoy interpretando yo, de nuevo, mal. Porque eso concluyo ya en la segunda estrofa, donde lo insensato me parece lo anterior. El napalm no terminaba de saber lo que era. Y solo se me aparece una niña vietnamita, creo que era, andando desnuda, la pobrecilla, por una trágica carretera. Los invitados me parecen un poco extraños, nombres que yo misma podría haberme inventado durante mi consumo cannábico. Hablas, luego, de las veladas a la antigua. Y de la elección de la música, que no tiene que ver con lo que sucede hoy. Dices artistas de los que merecen atención y rigor. Nunca he probado el agave, ni la raicilla, que me parece que es un destilado de esa planta, ni el mezcal, pero si el tequila. Y alguna vez bailé desnuda o casi desnuda en una playa, mientras a Miora le metía mano Antonio y, luego, la abrazábamos entre los dos. Y no sé si Juanito es el del cuento, Juan sin miedo, O estás hablando de una fiesta de cumpleaños real. Supongo que sí, que pudiste planteártelo: ser el anfitrión. Pero me inclino a pensar, por lo que dices luego, que reservar tu intimidad era mucho más importante. Aunque a mí me encantaría que me explicaras tus cuadros, aunque también me encantaría que no me los explicaras y poder divagar yo acerca de ellos, en días mejores que estos. Celebrasteis ese cumpleaños solos, y parece ser que tus microdosis ya estaban presentes ahí, como un futuro próximo. Yo no sé si el universo escribe los mejores guiones, pero lo que sospecho es que para él, la inteligencia máxima, yo no soy. Bueno, Bunbury, horas deliciosas contigo. ¡Qué lástima que no pueda compensarte con algo bello a mi vez yo.

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