ALAS DE GAVIOTA PARA UN TSUNAMI Y EL PORTADOR [Carta a Bunbury número 22]

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Estimado Bunbury: Tengo que arreglar de alguna manera esta pobreza léxica con la que te escribo, al evitar citarte. Hoy me toca conocer la canción llamada Tsunami, de tu Curso de levitación intensivo. En ella, al comienzo, aparece tu lema, o uno de tus lemas. Aunque aquí lo explicas. Pero yo no sé si este lema guarda relación con Juan Salvador Gaviota. Me refiero a esto: «¡Qué necio he sido! ¡No necesito más que un ala muy pequeñita, no necesito más que doblarla parte mayor de mis alas y volar sólo con los extremos!» Porque yo desde que lo leí siempre digo que voy a plegar mis alas, para ganar en libertad y me parecido que algo así también querías decir tú. ¿Y el esplendor en las hierbas es la hora de Wordsworth? ¿lo que distrae a esa persona del resultado final? Es la persona la que predice algo que no va a concretarse. Porque las pequeñas cosas, sucesos sin aparente conexión, están cambiando los hechos de lugar. Quizá no te refieras en concreto a una persona, sino a muchas en general. Lo digo por el estribillo. O puede ser que esa fuera la sensación que tenías tú. Lo digo por la siguiente estrofa. ¿Qué era lo que había que decidir? ¿Un cambio de aires? ¿Llegasteis a lanzar las monedas al aire para tomar esa decisión? Sí, pienso que sí, que en algún momento pudiste barajar una mudanza. Aunque no me imagino dónde. No sé si América, entonces, te pareció hostil. Pero, al final, decidiste dejarlo ir. No sé, te recuerdo que tú mismo dijiste que ninguna interpretación era errónea y que yo solo me refería a ese porvenir que no llegó.

El siguiente poema de Exilio Topanga, El portador, le hace juego a este tema. El portador es aquel que propaga la verdad incómoda, deduzco. Pero no sé si lo siguiente te sucedió a ti. Si esa verdad pudo volverse en tu contra, aunque hasta donde yo sé, despertaste una reacción muy visceral en un amplio sector de la población. Y la siguiente estrofa ya me cuesta atravesarla. Aunque debería saber perfectamente de que habla, porque el miedo, una constante ahora en mí, esto acarrea. Aunque no tiene que ver con la pandemia. Sino con lo que me sucedió en años previos. Pero lo que sí sé es lo que es morir de nostalgia por algo que no viviré nunca. Y lo siguiente es sabio. Y lo siguiente también, y te pongo un ejemplo: yo digo de mí que soy la soledad como ananke. Y ananke significa necesidad pero la soledad no significa ninguna carencia. Luego hablas de Huxley y lo llamas el pájaro de los agüeros. Sé que es una defensa, pero no acabo de comprenderla. Si me vas a preguntar a mí, que no lo harás, yo me alegro de estar vacunada, aunque tuve mis dudas. Pero en esta casa mi compañero de piso ha sobrevivido a dos Covid y yo no me he enterado. Lo que si tengo es un bulto muy extraño en un costado y no sé por qué razón pienso que guarda relación con el hecho de la vacuna en sí. Que puede ser una estupidez, por mi parte. Lo que no entiendo ya es que digas que nosotros somos tus personajes. Pero tampoco me enfado por ello. Cada uno con su perspectiva. Y lo que me encanta es esto: «Cuando más profundo es el abismo, más brillante es la luz.» Sin embargo, al final, me pierdo, como todos estos días, ¿sabes? Porque yo creía que hablábamos de ti, que en el fondo hablábamos de ti. Y aquí parece que te refieres a otro. ¿Quién era el mensajero? ¿Y de qué trataban esos informes y documentales? Bueno, Bunbury, otro día más. Ya voy a dejarte. Que sea un gran día.

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