LA SANTA MUERTE, EL ARMAGEDÓN Y ESA TRISTEZA DESCONOCIDA [Carta a Bunbury número 13]

.

Estimado Bunbury: Ya estoy llegando al final de tu álbum Greta Garbo. La canción posiblemente más compleja, que es Armagedón por compasión, la escribiste en colaboración con Juan Carlos Espadas Aragón, del que apenas me han contado por cosas por ahí, por no decir nada. No sé si en tu libro La carta hablas de él. Todavía estoy muy al comienzo, en la página 71 me quedaba hoy, pero sé que me gusta leerte, me produce algo así como paz. Y he hecho dos búsquedas más, una para comprender lo qué es el Armagedón, la ubicación profetizada de una reunión de ejércitos para una batalla, durante los últimos tiempos, que aparece en el libro del Apocalipsis, en el capítulo 16, versículo 16; es decir, el escenario simbólico del fin del mundo, aunque no sé que relación intrínseca guarda eso con la Parusía, la legendaria o mítica, mejor dicho, segunda venida de Cristo. Pero si es por compasión, ¿se puede deducir que vosotros la esperáis? Y he buscado también la Santa Muerte, que aparece en la canción y que tú llevas tatuada en tu brazo izquierdo, aunque tu tatuaje sea sincrético. Leo que dentro de la cultura Mesoamericana los cultos a la Muerte eran ritos significativos, en especial entre los aztecas y los mayas. Esta Muerte, que recibía más pedidos que la propia virgen de Guadalupe, en algún momento, fue expulsada de las iglesias. Pero con el paso del tiempo su culto creció en los guetos mexicanos, y eso es lo que hoy se llama Santa Muerte, y aquellos que le rinden culto son estigmatizados como narcotraficantes, prostitutas o seres marginales en general. Y ahí descubro que hay un relato de Homero Aridjis que se llama precisamente así, que tú seguro que has leído. Y la primera estrofa de la canción, vamos a por ella. La carga del diablo, ¿puede ser un corrido mexicano por el que estuvieras esperando? Ese corrido habla de la droga. ¿Estabas esperando por una droga? Esto es muy aventurado, lo sé. Pero yo muchas veces me he sentido como describes, aunque yo siempre he sido devota del cannabis y no me animé a ir nunca más allá. En la segunda estrofa parece que te pongas en el lugar de la Tierra, nuestro planeta. Después parece que hables de un cometa. Bueno, me encanta la letra de esta canción, verdaderamente, pero es que no termina de ser tuya del todo, es una colaboración, así que no sé de qué me estoy enamorando. Tal vez hasta sea una canción de deseo, quiero decir: que inspire deseo. Pero ser el alfa y el omega solo es atribuible ya sabemos a quién. Parece un viaje psicodélico, Bunbury. Pero es tan hermoso que duele. Si pudiera citar cada uno de los versos de esta canción y sentir hacia donde me llevan, lo disfrutaría el doble. Pero lo habéis estipulado así. Aunque quizá sea yo sola la que me esté limitando. La cuestión es que no quiero tener problemas contigo.

Vaya y qué sorpresa. Tristeza desconocida, de Exilio Topanga, es otro poema que mira hacia adentro. Y finaliza con eso de lo que te he escuchado renegar varias veces estos días: esa nostalgia a la que tú declaras no poder sucumbir, como ella te atañera, cuando tantos somos presos de ella. Tú decías que mirabas siempre hacia adelante. Por eso quizá esta tristeza nueva te sorprendió. He localizado esa capilla de Santa Engracia en Zaragoza. La Santa iba a casarse en el Rosellón cuando se decretó la persecución de los cristianos por Diocleciano, le arañaron las carnes, le cortaron un pecho, le clavaron un clavo en la cabeza. En esa plaza frente a la basílica hay una glorieta. No parece, ciertamente, el escenario que tú describes. Pero donde ahora se encuentra la basílica existía una capilla del siglo III o IV. ¿Zaragoza te pone triste? A mí la ciudad origen siempre. Y yo no puedo escapar. No sé lo que pueden significar mil años de asfixia. Pero tengo un bulto hace meses, en un costado, y últimamente me detecto un ahogo cuando leo, como si fuera una enferma de enfisema. Y lo siento, pero no puedo callarme. Sé que debería, pero no quiero. Me comería esta soledad. Podría regresar con Luna, por supuesto. Ni siquiera me he apartado de ella y hoy leí un poema maravilloso suyo que dije esto es imposible de superar. Pero es pronto. Y me quedaría por conocer tu obra. Un álbum se me hace escaso y sé que el anterior debe ser incluso mejor, porque a él pertenecen Los términos de mi rendición. Pero entiendo eso de que tu voz, que es tu instrumento, sea lo que más has querido. Aunque me cuesta pensar que más que a tu hija y a tu mujer. Ni siquiera sé a qué te refieres. Qué mentiras eran esas. Creo que te pones una película para eludir tu estado de ánimo, o varias, pero no las reconozco por lo que dices. Y como siempre en la última estrofa me despistas. Cuídate mucho.

Enlazado en

CARTAS A BUNBURY

Un comentario en “LA SANTA MUERTE, EL ARMAGEDÓN Y ESA TRISTEZA DESCONOCIDA [Carta a Bunbury número 13]”

Deja un comentario

Diseña un sitio como este con WordPress.com
Comenzar