Una posible referencia a Paul Éluard en Poesía masculina (144)

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VIOLACIÓN

Hoy cometí un error que no debería preocuparme, porque las normas están hechas para romperlas, lo sé. Le di a enviar al correo de Luna en el momento en que lo escribía, y no esperé a hacerlo en una hora significativa, como hubiera sido esa de las 6h06min. Yo he convertido ese acto en un ritual y, por tanto, en una norma. Pero aunque sea una chorrada me habría sentido bastante mejor, si la hubiera respetado. No sé cuándo me convertí en una persona normativa. Lo que hubiera detestado de mí hace tiempo. Pero volviendo con Poesía masculina, escribir ese poemario fue difícil, por la distancia que ella tenía que tomar, por el personaje, por el respeto que debía tenerle. Y no por la voz masculina en sí, que ella dice que es muy parecida a una «voz femenina», sino por las experiencias y las historias que estaba contando con esa voz. Veamos, por tanto, el siguiente poema, después del tremendo fracaso de ayer: CONVERSACIÓN SOBRE FEMINISMO EN UN BISTROT DE LA BASTILLE. Aquí he reconocer que no sé cuál de lo dos siente más pena por lo que está cerca, que lo que está lejos. Posiblemente los dos, la autora y su marido, que tiene una amiga, que es su amante supongo, a la que han violado. Aunque pensándolo bien también podría ser una amiga de Luna, por ejemplo Elizabeth Duval, que vive en París o vivía en París, o al menos estudiaba en París. Pero hay detalles que parece que se refieren a él, al menos uno que doy casi por seguro, después de haberlo leído a él en La nueva masculinidad de siempre, esa app de su iphone «para hombres preocupados por la contaminación y la metástasis del capitalismo». Ahí es donde lee esos magazines internacionales, excelentemente narrados, acerca de las violencias que se cometen contra las mujeres de otros continentes. Pero esta es la manera que Luna elige de introducirnos en el dolor y en el terror. Ella, la amiga, se derrumbó al confiarle su historia y esa historia retumbó en él alma de él. Y nos insinúa que no fue como si lo hubieran violado a él, pero casi. Este es un poema de sentimiento y es un poema social. Pero también es un poema psicológico. Véase este fragmento: «lo que quiero decir es que no puedo disculparme/ por la humana distancia entre un corazón/ doliente y otro en paz». Y compárese con este otro: «soy así/ desarrollo compasión según la proximidad/ del corazón sufriente a mi corazón calmado». La empatía queda demostrada. Él tiene el deseo de ser un hombre bueno. Incluso si es un hombre al fin y al cabo, añade la nota irónica final.

Y hay un instante del poema en el que se dice esto, entre interrogaciones: «¿no bautizó otro hombre a esta ciudad como/ ‘capital del dolor’? A mí ese dato me ha conducido hasta Paul Éluard. Capital del dolor es un libro de este autor, con poemas dedicados a Gala, con quien estuvo casado y a la que conoció en un sanatorio, donde estuvo internado a los 17 años. André Breton dice lo siguiente de la obra: «Este libro soporta y reclama las más altas comparaciones; ante su resplandor inigualable, la acción y la contemplación dejan de lastimarse, el tormento humano de implorar misericordia y las cosas imaginadas de ser un peligro para las cosas vividas: más todavía que la elección que Éluard impone a todos, y que es maravillosa por las palabras que reúne, en el orden que las reúne, me reprocharía yo, su amigo, no celebrar en él, únicamente y sin medida, los amplios, singulares, bruscos, profundos, espléndidos, desgarradores, movimientos del corazón.» Me parece curiosa, eso sí, la introducción de Gala aquí, de esta manera, porque Gala será un nombre clave de este poemario, si no recuerdo mal.

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Otro camino: LUNA MONELLE (segunda parte)

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