La muerte de Andújar Almansa (168)

.

LUCES Y SOMBRAS

¿Continuamos con el año 2006 en la vida de Luna? ¿Con esa vida sesgada que podemos conocer a través de su blog? El diez de julio postea una cita: «Si Dios comiera, comería azúcar.» Esta pertenece a la Biografía del hambre, de Amélie Nothomb. Autora que aparece en la fotografía y de la que Luna se lo ha leído todo. Y yo solo Estupor y temblores, porque me lo recomendó Ángeles, mi librera de aquella. Y que no sé por qué motivo no me enganchó. El once de julio, «reseña» Araña, de Ana Gorria. Celda: «Recogimiento/ voz/ que alumbra las paredes./ Primavera en secreto.» La ilustración del poemario pertenece a Pepa Cobo. Esta habla así de la luz de Almería: «La luz de Almería es muy dura, es muy blanca. En París, por ejemplo, la luz es preciosa, porque hay unas nubecitas que dejan pasar algo de sol, no está del todo cubierto, hay unos difusores y da una luz muy bella, que da volumen a las cosas. Aquí no hay nada que tape la luz y es muy potente, el cielo es muy blanco, casi nunca tenemos nubes, para los paisajes te lo pone muy difícil. Es una luz peculiar con muchos contrastes.» Dice el artículo que leo que un viaje interno por el dolor que supuso la pérdida de sus hermanos en el plazo de un año, la llevó a refugiarse en esa región, a la que regresaba. El catorce de Julio reseña a Javier Roz: «Su palabra es Ausencia» -dice. Y ausencia no es sinónimo de escasez, señala la Fundeu. Roz es un artista plástico. El diecisiete de julio me encuentro con la serie Noir. Es una serie de fotografías, a las que acompaña un breve texto. Luna está delante de un espejo, en tres de ellas, pero en la cuarta, la que nos dice que pronto oscurecerá, solo vemos sus piernas tendidas sobre la hierba. Poco después, bajo las etiquetas dolor y viajes, nos comunicaba los siguiente: «Mi Existencia se limita a estas cuatro paredes». Un mechero que ilumina sus uñas pintadas. Probablemente en los vasos haya alcohol. Ella lo llamó verde-taza. Y lo extraño es que contesta en los comentarios a un tipo anónimo, al que llama señor razón. Y lo que Luna dice es: «Espero que podamos encender un fuego verde todos juntos.» ¿Era este anónimo misterioso, ese profesor 37 años mayor que ella del que se enamoró? Yo reconozco que pensaba que él era Andújar Almansa, que murió el pasado 7 de septiembre, pero Andújar Almansa solo tiene 27 años más. Con esa fotografía de fondo había leído yo El funeral de Lolita, en el que hay más maquillaje del que yo nunca habría supuesto. Andújar Almansa había nacido en El Aaiún, ciudad entonces española del Sahara Occidental. Y Aurora Luque decía esto, tras su muerte: «Me va a costar salir de esta sensación de espanto e incredulidad.» Y lo cierto es que resulta difícil creer que está no fuera la elección de Luna, cuando tenía 15 años. Porque yo creo que de ser mi profesor me habría sido difícil no enamorarme de él. Andújar Almansa fue encontrado muerto en la desembocadura del río Andarax. Al parecer salía a correr por las noches. Y, luego, se daba un baño en la playa de El Zapillo. Andújar Almansa era un bibliófilo que no se cansaba de acumular libros en casa. Dicen que incluso contaba en su trastero con 52 cajas llenas de libros. Quería leer algún poema suyo. Pero son otras cosas las que he encontrado. Era bello, pero diez años más joven de lo esperado. ¿Por qué nadie pensó, tras su muerte, en un asesinato?

Enlazado en

Otro camino: LUNA MONELLE (segunda parte)

Deja un comentario

Diseña un sitio como este con WordPress.com
Comenzar