El final de un ciclo (256)

.

DESPEDIDA

Ayer caía en la cuenta de que había dejado de seguir a Luna en la red social X. Eso significa que ella tuvo que bloquearme para que dejara de seguirla y es la señal que me envía. O eso o que alguien tomó esa decisión por mí. Pero de cualquier modo, cómo no voy a preguntárselo, digo hasta aquí a este camino que emprendí allá por el mes de julio. Además se produce una coincidencia feliz. Estoy escuchando a Bunbury, a quien ya he decidido que voy a leer a partir de ahora, antes de hacerlo con Angélica Liddell, y le escucho decir que él está leyendo a Luna Miguel, porque es una poetisa (sí, la llama así, pese a que a ella el término le moleste) que le gusta mucho, en dos de sus poemarios. Yo, por supuesto, la leeré, al menos, en El arrecife de las sirenas, pero Bunbury no explica qué poemarios eran esos. Aunque me imagino que serán los últimos. Los que yo también he leído aquí: su soberbia Poesía masculina y el para mí inquietante, por momentos, Un amor español. Si he de ser sincera ayer a la noche me quedé un poco preocupada, por haber podido molestarla. Pero hoy ya no hay apenas cabida para la tristeza. Ha sido un ciclo muy largo y le estoy muy agradecida por ello, porque me ha hecho mucha compañía. Pero la fórmula es igualmente válida, creo, en el caso de Bunbury, al que me apetece conocer más en profundidad. Por eso he borrado también todos los vídeos que aún tenía por escuchar de ella y mi suscripción a su canal de YouTube. Para dejar de estar pendiente de sus novedades. Y lo mismo con su Instagram. A partir de mi «contacto» con el acosador del parque yo soy extremadamente sensible a este tipo de señales de las que hablo. Y el silencio también es válido. Lo tuve en cuenta. Pero seguía aferrada a ella porque era lo único que tenía. Yo sé que la leído y la he escuchado mal, la he leído y la he escuchado antintelectualmente -como ella dijo en una ocasión de Jover. Pero la he leído y la he escuchado desde el profundo respeto que ella me inspiraba. Y precisamente mi última vez con ella he querido que fuera oyéndola hablar acerca del suicidio. Algo que ahora mismo no entra en mis planes, la verdad. Y que cuando comencé este ciclo creo que tenía demasiado presente. Y en eso Luna me ha ayudado mucho. Me encantaría que esto solo fuera una pausa. Pero no puedo contar con ello. De todos modos, cuando comience con mis cartas a Bunbury, porque creo que elegiré ese formato, ella, posiblemente, será lo primero de lo que le hable.

Enlazado en

Otro camino: LUNA MONELLE (segunda parte)

Deja un comentario

Diseña un sitio como este con WordPress.com
Comenzar