Como en el elogio al adversario (243)

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ANTÓNIMOS

Sabes a hueco. Yo en los huecos lo que encuentro es un sentido de protección. Y creo que a Oteiza, al menos, también le sucedía lo mismo. ¿Será esto lo que quiere decir Luna, al comenzar así este poema? Quizá no, quizá lo que ella quiso decir fue huero. Aunque me cuesta creerlo. El siguiente verso, de estos Lirios enloquecidos, pienso que nos remite a Carmen Conde, a una entrevista que le hicieron, no sé cuándo. Más adelante lo sabré, cuando vuelva a escucharlo, si estoy en lo cierto. Un hombre, que es una equivalencia. Un sistema que es en lo que él estuvo trabajando y por lo que siempre se le pregunta. No sé si el realismo naturalista o qué demonios. Una de esas bombas que te sueltan los filósofos, como esa de la teoría del cierre categorial. Y la pasión, porque él debe ser un huevo de apasionado. Y aquí se narra su historia, más reducidamente, que Luna lo hace en su elogio al adversario. Y dice que él le repugnó y que lo amó. Ernesto era pretencioso y tosco o se lo pareció. Un niño. Y, aquí sí, parece que emplea hueco como huero. Pero lo besa, en algún momento lo besa. ¿Y por qué dirá que escribe sin causa? ¿Será eso en respuesta a algo que él le reprochó algún día? ¿En aquel lejano entonces? Como lluvia no se dilata, al contrario. Y esa nota a pie de página … ¿colmaría el deseo de ella? De listos no sé, pero dicen que de sabios es no esperar nada. Habla con él. Le dice que eso que nos sobra a todos, de eso ella carece ahí. Solo el amor, sí. Pero ¿por qué el paisaje? Y arroja las cartas, como en una partida. O no, o no quiso decir eso. Excluye a su yo de la ecuación. En la página de al lado, no existe ningún poema. Solo la avanzadilla de este. Y salimos de dudas. Donde yo dije antes Conde hay que olvidarlo. La explicación la tiene Un hombre un paisaje y la pasión. Eso en Delibes, como creador. Aunque Chacel pensó algo diferente. Y Luna más adelante (yo ahora me he retrasado) jugaba con esos términos. Pero quizá yo me quedo, aunque me convencen todos, con lo que dice Umbral: Un personaje, un conflicto y la tierra. El personaje podría ser Teresa o quizá Agnes, y por tanto el deseo de morir. Y la tierra, más que tierra, sería una carretera. Sí, ahora entiendo esa exclusión del yo. Bajo esta perspectiva. Literatura de lo muerto. Memento mori no es lo mismo que decir carpe diem. La memoria no posee apenas nada, me temo: inexactitudes. Parece que los recuerdos puedan ser construcciones del espíritu. Pero no sé a qué se refiere ella cuando pregunta por la memoria alzada. Y seguramente sí, pudo poseerlo. La trama de la novela estaba servida. Dice que siendo ligera, pero sensata. Para acabar por definirse de este modo: «una mujer una biblioteca el deseo». La carta que aparece siempre. El joker, el comodín. Pensarla, por ejemplo, entonces yo, comiendo un plátano, mientras pasea por su casa, cubriéndose con Anna Karenina. Ser tan libre. Y no regurgitar. Además de todo lo otro. Pero por hoy ya se acaba mi tiempo aquí, leyéndola.

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Otro camino: LUNA MONELLE (segunda parte)

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