#yotecreoternura (227)

.

#yotecreoTernura

Escucho a Poulenc, un fragmento de su ópera La voz humana. No toda la ópera me gusta. Pero quería saber cómo sonaba esta, porque su sonata para flauta y piano me gusta, desde que la escuché por primera vez, estando en un jardín. También quería saber cuál era el argumento de La voz humana de Cocteau y creo que me interesa. Hasta el punto de leerla, en un futuro. Tal y como estoy leyendo, ahora, La inmortalidad de Kundera. Leyéndola y ocultándola. Seré una lectora en sombras, la mayor parte del tiempo. Aunque pensándolo mejor, quizá lea Freesy Cool así. Porque si no no sé si la terminaré. ¿Sabes? A mí las tijeras que Ternura se acerca al rostro me ponen nerviosa hasta de esta manera, imaginándolas. Y la moralina creo que es algo insoportable, pero los sagitarios, aquí no voy a decir las porque sería como marginarnos, tienden a emplearla. La voz sumisa me resulta realmente inquietante. Pero, ¿cómo se reparan las cosas irreparables? ¿Cómo se repara, por ejemplo, por no hablar de ella, lo que me hizo a mí mi padre? Al arrebatarme mi seguridad en mí misma. Antes ha entrado el casero por la puerta y me ha contado que a una mujer de la calle, a plena luz del día, le entraron dentro, estando en casa. Dijo que no quería alarmarme, pero ya sabe cómo soy. ¿Qué pretende? ¿Qué me aferre a un cuchillo y que no lo suelte en todo el día? Y eso que esto es una barriada pobre. ¿A dónde estamos llegando que hasta en las barriadas pobres no podemos estar seguras en nuestras casas? Pero cultura de la reparación, espera, no nos perdamos, mientras Ternura comienza a cortar la sábana en trocitos minúsculos, que a mí eso me parece un trabajo de ímprobo. Ella dice que se refiere a la complicidad. Pero ella sabrá de lo que habla. Yo creo que esto debe ser algo así como lo que dijo Wittgenstein: lenguaje privado. El que solo puede ser comprendido por una persona. A Luna, es un ejercicio que ella hace, le gusta contar las palabras, o que se dicen o que aparecen en las lecturas, es una costumbre suya. O puede que más que una costumbre sea un rito. Amor. Amor. Amor. Amor dicho en hasta treinta y cinco ocasiones en la Numancia de Cervantes. Pero no, yo no sé realmente por dónde ella va. No tengo ni la más remota idea. Pensar mucho en el cerco es hacerlo aún más estrecho. O no, o todo lo contrario, y no es la primera intuición lo que cuenta. Pero decir que llevas toda la vida amurallando algo que no quieres narrar es, puede serlo, el principio de un motín. Aunque ella tiene razón, exponer que hay algo que forma parte de lo oscuro, porque alguien hizo que fuera oscuro, pero no desvelarlo, es protegerse, en el fondo sí. Ella habla solo de vulnerabilidad. Los apelativos son míos, porque mi memoria me conduce páginas más atrás. O me conduce fuera del papel. Yo no he leído a Cirlot, pero pienso que Juan Eduardo Cirlot se alberga en este final. Algo que también se esconde. Y llego al quinto acto del poema: Derrota. Y la llamada es larga y la descripción de la escena es larga. Es dramática. Y es certera. Tiene razón la autora. Quizá somos nosotros los que cercamos a Ternura. ¿Su palabra de seguridad? Ella decidió que no existiera. Y yo, a partir de mañana, repasaré estas llamadas, al margen del texto principal, sin mucha convicción, la verdad, de que las voces desnuden, o descifren, algo más.

Enlazado en

Otro camino: LUNA MONELLE (segunda parte)

Deja un comentario

Diseña un sitio como este con WordPress.com
Comenzar