LEYENDO MICRODOSIS Y ESCUCHANDO PALOSANTO [Carta a Bunbury número 36]

.

Estimado Bunbury: Creo que ayer tu show, a pesar de la lluvia, en Ciudad de México, en el Autódromo Hermanos Rodríguez, fue un éxito y que 70.000 fans te estaban esperando. Yo puedo verte y escucharte, porque cientos de móviles te estaban grabando, a pesar de que a ti eso sé que no te gusta. Pero dejemos eso ahí. Leo Las Balas 3, que del prólogo es el poema que más me ha gustado. Pero ¿qué es ser -me pregunto- un maestro del sortilegio? Y paso página. El capítulo primero dice Micología avanzada; es decir, la ciencia que trata de los hongos. ¿De eso vas a hablarme? Sí, ciertamente, o al menos al principio. Aunque al primer poema lo titulas Emperador. Ahora ya sé la cantidad «exacta» que tendría que consumir de psilocibina si yo quisiera introducirme en el mundo de las microdosis. Que no me importaría en absoluto, aunque quizá lo hiciera con cierto temor, la primera vez, optando por la dosis más baja. Pero no sabría donde conseguir ni el hongo ni la sustancia. Tú me imagino que sí que leíste esas publicaciones médicas de las que hablas y revistas del sector. Y los hermanos Amador supongo que son Raimundo y Rafael. Sí, porque Todo lo que me gusta es ilegal es una canción de Pata Negra. Y me gusta el título del álbum al que pertenece: Inspiración o Locura. Pero fíjate, debe ser porque yo no soy madre, pero creía que la principal fuente de conocimiento del bebé era el olfato y no la boca. Y tú aseguras que por este órgano llegan al conocimiento absoluto. Tu dosis, que tomabas a diario, era baja. Pero ese día consumiste el doble, porque querías leer un poemario del que yo no he oído hablar, pero que ya parece que explica el título de tu poema. «Un hombre más, un rostro más,/una encendida plegaria arrojada/ al abismo, al agua, al viento,/ a las rosas, porque aún tengo/ fe en las rosas.» Ah no, espera, me precipitaba. Después de que escribas en tu libreta hablas del gallo Emperador. Pero ese fragmento, si te soy sincera no lo termino de asimilar. No sé a qué te refieres cuando dices «detonante barreno». Pero leo que es el agujero que se hace con la barrena, e imagino por lo que sigue que ese agujero se abre en tu conciencia. Explicas después que la cantidad del hongo es lo suficientemente significativa. Pero cuando te refieres a cinco gramos no creo que estemos hablando de microdosis. Fue por lo que dices un viaje ya eso serio, un viaje del espíritu. Pero, en cierto sentido, todavía controlado, ¿no? Te costaba ya enfocarte en los versos de Vilas y ese gallo cantaba, por lo que la experiencia supongo que la realizabas al amanecer. Y me encanta esta frase «Tengo que disfrutar del pleito interior». Y sobre todo el final. Eres el mismo que en Exilio Topanga. No te he perdido y aún quedan muchos capítulos por delante. Aunque tengo que decirte que de tu libro La carta yo también estoy un poco harta, como en parte me parecías estar tú. Pero todavía puedo cambiar de opinión, porque todavía tengo que leer la última.

Escucho Hijo de Cortés y digo que me gusta tu estilo. Aunque esta será la única vez que escuche esta canción. Luego escucho Mar de dudas, que compones con Jorge Rebenaque. Perdona que escuche tus canciones como leo tu poesía. Pero esta es de las que se queda conmigo. O eso creo. Hasta pronto.

Enlazado en

CARTAS A BUNBURY

2 opiniones en “LEYENDO MICRODOSIS Y ESCUCHANDO PALOSANTO [Carta a Bunbury número 36]”

Deja un comentario

Diseña un sitio como este con WordPress.com
Comenzar