EL PRÓLOGO LAS BALAS, EL CAMBIO Y LA CELEBRACIÓN [Carta a Bunbury número 35]


.

Estimado Bunbury: Abro de nuevo tu poemario MicroDosis por la página 24. Es un segundo prólogo, este tuyo, llamado Las Balas, pero lo que veo en las páginas siguientes son tres poemas que reciben ese nombre. El primero parece que comienza hablando de una guerra, una batalla, una escaramuza, pero gira imprevistamente hasta situarte en la conciencia del paso del tiempo. Me gusta cuando dices que este nos atraviesa, y que eso resulta insultante y conmovedor. En el segundo poema puedo intentar contestar a tus preguntas. Yo pienso hoy de la hija que fui que tuve la desgracia de nacer en un tiempo que no estaba sensibilizado con el maltrato y la violencia intrafamiliar. Pero sería igualmente la niña que siente miedo en el patio del colegio, porque no se adapta a relacionarse con las otras niñas, aunque quizá si la primera condición no se hubiera dado, quién sabe si hubiera dado la segunda. Lamento lo que dices por tu parte, lo del manoseo del Padre P. y las hostias del Padre E. Pero lo siguiente es otro de esos sentidos indescifrables, que deben residir en tu experiencia. Hacía bastantes meses que no escuchaba el término pusilánime, desde que Moi se fue. A veces, ¿sabes?, me pregunto que habrá sido de ella. Hablaba de suicidio continuamente, pero no sé si lo pensaba o solo era un mecanismo de defensa. ¡Qué prisa tienes! -le decía yo. Pero si tenemos prisa, en hacer esto o lo otro, es porque una vez que una idea se abre paso es difícil frenarla. Y parece que la idea necesita ser concretada. Tú hablas de las cosas, del verano, de la fiebre, de las elecciones, de la Noche, así en mayúscula, de la inspiración, los bares y la soledad. Y luego, al pasar página, te detienes a reflexionar sobre ello. ¡Qué ganas, sí! O no, no. Yo no tengo ganas de que los obreros vengan a poner patas arriba mi vida, esta mierda de vida, en la que duermo y bebo y como, a ver si ahora no, todo lo que puedo. Y es evidente que cuando duermo no quiero estar aquí. Aunque no sé si es eso lo que tú insinúas en Las Balas 2. «Como si fuera mejor cualquier otro lugar del tiempo» -dices. Y, luego, está la última estrofa. Con esa me quedo hasta mañana o hasta pasado mañana. Y ahora voy a escuchar otra canción de tu disco Palosanto, El Cambio y la Celebración. Es otro tema que te hace reflexionar mientras lo escuchas. A mí me gustaría alimentarme del Sol, pero el Sol y yo estamos reñidos. Él maltrata mi piel lo poco que salgo a la calle. A veces pienso que sé cómo se sienten los vampiros. Pero me ha parecido bonita. Te dejo ya por hoy, Bunbury.

Enlazado en

CARTAS A BUNBURY

Un comentario en “EL PRÓLOGO LAS BALAS, EL CAMBIO Y LA CELEBRACIÓN [Carta a Bunbury número 35]”

Deja un comentario

Diseña un sitio como este con WordPress.com
Comenzar