225. El significado del arcano de La Torre o el simbolismo de La Maison Dieu del Tarot de Marsella

El arcano número XVI, La Maison Dieu, la Casa Dios o la Torre o la Torre herida por el rayo, como se la conoce en otros mazos, representaba para el ocultista Waite la ruina de la casa de la vida; es decir, del individuo mismo, cuando el mal penetra en su interior. Vamos a referirnos aquí a las heridas morales y a los hundimientos emotivos. Lo quiero adelantar. Porque yo no voy a hacer una lectura del mito de la Torre de Babel, como, por ejemplo, hace Colleuil. Y afirmaré, por el contrario, que esos personajes que vemos caer son la conciencia de acceso y la conciencia centinela. La conciencia de acceso no es la fenoménica, la experiencia subjetiva como tal, sino una algorítmica y funcional, la que guía el razonamiento y la acción. La conciencia centinela es algo más complejo de explicar. Podríamos asumir que es la censura, porque todos nos censuramos y censuramos a los demás. Pero es también la testigo, la que tiene conocimiento de cualquier hecho que te haya acontecido, aunque tú conscientemente lo hayas olvidado. Y te daré una pista más, es esa parte de ti que, aunque no son tus ojos, te hace levantar la vista y torcer la cabeza para descubrir que en aquella ventana había alguien observándote con atención. O ese aleteo en tu oído que te dijo, antes de que pudieras escucharlo, que alguien, que podía sorprenderte, iba a aparecer. Así que estos personajes caen, supuestamente desde lo alto de esa torre, con las manos por delante, que siempre frenan la caída de algún modo. Porque no significa que te mueres, que esa lengua de fuego, roja y dorada, que desmocha la torre, acaba contigo, sino que esto supone un descalabro. Y existe la posibilidad de una recuperación potencial. Además, está esa lluvia de esferas de colores, quizá las fuerzas del inconsciente profundo, como pensaba C. G. Jung. 13 blancas, 13 rojas y 11 azules, que suman 37 como nuestra temperatura corporal media, en palabras de Colleuil. O puede que como nuestra sangre: glóbulos blancos, los que combaten las infecciones y son parte del sistema inmunitario del cuerpo, glóbulos rojos, los que nos suministran oxígeno, y plaquetas, las que ayudan a la coagulación de la sangre cuando sufrimos un corte o una herida. Parece ser que lo que es destruido es la estructura del error. El suelo que abrazamos es abrupto pero amarillo, el de las cosechas, y muy fértil, porque en él crecen seis verdes plantas, cuyas hojas vuelven a sumar 22, de nuevo el número de la perfección. Y hay dos piedras, cada conciencia encontrará su piedra filosofal. Entonces, de algún modo, la Casa Dios es un principio alquímico. Pero el principio de una crisis profunda. ¿Qué es lo que va entrar en crisis? ¿Tu salud, tu pareja, tu negocio, tu trabajo? ¡Chi lo sa! Perderemos nuestro orgullo. Las defensas que nos protegían del dolor y del sufrimiento. Por último, en la torre, una construcción humana de ladrillo, los de nuestros prejuicios,  hay tres ventanas azules, color que nos prometía la libertad pero que también nos habla de nuestras emociones. Y recuerdo, por ello, lo que le escuché decir a Sherab Dorje, discípulo del venerable Kalu Rimpoché, que son tres las emociones que perturban la mente: el deseo y el apego, la cólera y la agresión y la ignorancia y la opacidad mental. «En mi caso -le digo a Anne-Marie- ahora debo hablarte de esa última emoción.» Y, por tanto, debo regresar a la Comunidad y a Hadaly.